
Cuando escuchamos historias de transformación, solemos imaginar a personas muy jóvenes o atletas natos. Pero Begoña Artigas, con 56 años y una vida profesional intensa en Jerez, nos demuestra que nunca es tarde para cambiar y superar los propios límites. Como ella misma dice: “Yo siempre he sido una persona con un físico bastante poco entrenado… odiaba el deporte, toda mi vida he odiado el deporte, no me ha gustado nunca.”

El punto de partida: una relación difícil con el deporte
Begoña nunca fue una entusiasta del ejercicio físico. Durante toda su vida, el deporte era algo que simplemente no encajaba en su rutina, y los gimnasios eran lugares que prefería evitar. “No te cuento ya un gimnasio”, comenta con sinceridad. A los 40 años comenzó a sentir que necesitaba hacer algo por su salud y bienestar. Aunque probó distintos gimnasios y métodos, nunca encontró una motivación genuina para mantenerse constante. Su rutina diaria de 12 a 15 horas de trabajo hacía que cualquier excusa fuera suficiente para saltarse el entrenamiento. “Siempre tenía una excusa para no ir al gimnasio”, recuerda.

Un cambio inesperado: entrenamientos al amanecer
Todo cambió cuando descubrió un gimnasio que abría a las seis de la mañana. La idea de comenzar el día antes de que el cansancio y las excusas se interpusieran le resultó intrigante. “Te levantas de forma mecánica, con sueño, te pones la ropa y vas al gimnasio. Y de repente estás en el gimnasio haciendo deporte”, explica Begoña, aún sorprendida de cómo logró incorporar esa rutina. Aunque al principio fue difícil, rápidamente notó lo satisfactorio que era iniciar el día con energía: “Era como la mejor fórmula.”

El descubrimiento de TheTeam
El verdadero giro en su historia llegó gracias a una amiga que la animó a probar TheTeam. Al principio, Begoña no estaba segura de poder con el ritmo y los ejercicios, muchos de los cuales no le gustaban en absoluto. “La verdad es que no sabía si iba a poder con eso, odiaba muchos de los ejercicios que se hacían en TheTeam”, admite con honestidad. Sin embargo, decidió darle una oportunidad, comenzando con una sola sesión a la semana, en la que pudo experimentar el enfoque grupal y el apoyo personalizado que caracteriza al programa.
Un nuevo estilo de vida
Sin planearlo mucho, llegó un momento en el que su marido decidió iniciar una dieta para mejorar su salud y estado físico, y Begoña, motivada por ese impulso de hacer las cosas bien, decidió acompañarlo. “Vamos a empezar los dos”, pensó, convencida de que esta vez quería hacerlo todo de la mejor manera posible. Así, combinando los entrenamientos en TheTeam con cambios en su alimentación, logró resultados sorprendentes: “En tres meses perdí 14 kilos y cogí una forma física que ni yo me la creo a veces”, expresa con orgullo. El impacto fue tan positivo que aumentó su frecuencia de entrenamientos a dos veces por semana, incluso comenzando a entrenar en las madrugadas, a las seis y media. “Me encanta empezar el día con la tarea hecha”, dice sobre su rutina matutina.

La conquista de sus propios límites
Uno de los momentos más significativos fue cuando logró levantar 95 kilos en peso muerto. Para alguien que nunca se había considerado fuerte ni atlética, este logro simbolizó el poder de la perseverancia y la dedicación. “A mí eso me parece… muy inimaginable en cualquier otro momento de mi vida”, comenta aún asombrada por su progreso. Aunque hay ejercicios que no disfruta del todo, Begoña ha aprendido a apreciarlos como parte de un proceso que fortalece tanto su cuerpo como su mente: “Me esfuerzo para hacerlo bien y mejor, aunque me cueste mucho trabajo.”

Más que un hábito, un estilo de vida
Hoy, Begoña no solo se siente físicamente más fuerte, sino también mentalmente más capaz. Ha creado la rutina de “las locas de las seis y media” junto con su grupo, y esa comunidad le da un impulso extra cada mañana. Incluso en vacaciones, mantiene su entrenamiento, llevando consigo la disciplina y los hábitos que ha construido en TheTeam. “Me ayuda a que mi estado de ánimo sea maravilloso”, dice sobre lo que significa para ella entrenar al amanecer.
Begoña es el ejemplo vivo de que nunca es tarde para cambiar, de que la constancia puede transformar la vida, y de que incluso los hábitos más difíciles pueden convertirse en una pasión. Ella nos recuerda que el verdadero éxito no radica solo en perder peso o ganar músculo, sino en demostrarle al propio cuerpo y a la mente que siempre se puede ir un paso más allá. “Hay que hacerlo por ti, por tu físico, y porque yo pienso que al final te sientes reconfortado”, concluye con una sonrisa.
