¿Alguna vez te han dicho que tienes que sentarte derecho o que debes tener una “buena” postura? Durante mucho tiempo, hemos pensado en la postura como algo fijo que debe ser perfecto. Pero la realidad es que nuestro cuerpo adopta la postura que mejor le sirve en cada momento. En este artículo, exploraremos qué factores influyen en la postura y cómo mejorarla, sin obsesionarnos con una posición perfecta.

1. ¿Qué es la Postura y por Qué No Hay una “Correcta”?

  • Nuestro cuerpo está en constante cambio: La postura no es algo estático, sino que cambia constantemente para adaptarse a lo que estamos haciendo. Por ejemplo, si estamos trabajando en el ordenador, nuestra postura se adapta para poder ver la pantalla y escribir cómodamente.
  • No existe una postura buena o mala: La postura depende de muchos factores, como lo que estamos haciendo, cómo nos sentimos, y nuestra condición física. Más que buscar una postura perfecta, el cuerpo intenta adoptar la posición que necesita en ese momento.
  • Ahorro de energía: Nuestro cuerpo siempre busca la forma más eficiente de sostenerse y moverse. Esto significa que, aunque no parezca la postura “ideal”, en realidad es la más cómoda o conveniente en ese momento.

2. Factores que Influyen en la Postura

  • Emociones y estrés: Si estamos estresados o tristes, nuestra postura puede verse afectada. Por ejemplo, tendemos a encogernos o tensarnos más cuando estamos ansiosos.
  • Condición física: La fuerza de nuestros músculos y la flexibilidad de nuestras articulaciones también afectan nuestra postura. Si tenemos músculos fuertes y flexibles, el cuerpo tiene más opciones de movimiento y puede adaptarse mejor.
  • Hábitos y el entorno: La postura también depende de nuestros hábitos diarios, como estar mucho tiempo sentados, usando el móvil o durmiendo en una posición particular. El cuerpo se adapta a estos patrones.
  • Nuestra cultura y entorno social: La sociedad también influye en nuestra postura. Las “normas” de cómo sentarse, pararse o caminar pueden afectar la forma en que adoptamos nuestras posturas.

3. Cómo Mejorar la Postura sin Buscar una Posición Perfecta

  • Entrenamiento de fuerza para el día a día: No necesitas convertirte en un atleta, pero sí es útil fortalecer los músculos del abdomen, espalda y glúteos. Estos músculos ayudan a mantener el cuerpo estable y a cambiar de postura cuando lo necesitemos.
  • Incorpora más movimiento en tu vida diaria: Cambiar de postura a lo largo del día y hacer movimientos simples (como estiramientos suaves) ayuda a que el cuerpo no se quede en una única posición durante mucho tiempo.
  • Sé consciente de cómo te mueves y de tu cuerpo: Practicar actividades como yoga o Pilates ayuda a entender cómo se mueve tu cuerpo y a identificar cuando estás tenso. Esto te permite soltar la tensión y ajustar tu postura de forma natural.
  • Descansos activos: Cada hora, intenta levantarte, estirarte o cambiar de posición. Así, tu cuerpo no se cansa de estar en la misma postura.

La postura es una respuesta natural del cuerpo a lo que necesita en cada momento. En lugar de buscar una “postura perfecta”, el objetivo es tener un cuerpo fuerte y flexible que se pueda mover libremente y adaptarse a cada situación. Trabajar la postura no es adoptar una posición fija, sino aprender a moverse y a ser consciente de nuestro cuerpo. Así, cada postura será la correcta, porque es la mejor para ese momento.

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